Es frecuente escuchar a las personas de nuestro entorno quejas sobre el estrés que les produce sus ocupaciones bien sean laborales o personales. Incluso es probable que nosotros mismos, en más de una ocasión, nos hayamos manifestado en ese sentido.
El estrés se trata de un problema que padece casi todo el mundo en algún momento de su vida y que por tanto nos afecta directamente a todos y a todas. En ocasiones la gente que se siente estresada no hace nada al respecto pensando que “ya se pasará”. Es frecuente que en efecto, los episodios de estrés se reduzcan o desaparezcan cuando son causados por asuntos más o menos pasajeros, como una época de mucho trabajo o un asunto personal, y por otra parte, tenemos una fuerte capacidad de resistencia frente a este problema, por lo que hay mucha gente que no es consciente de que los periodos de estrés pueden alargarse durante temporadas largas hasta que uno puede llegar a “acostumbrarse”. Por decirlo de otra manera, hay mucha gente que no le da la importancia que merece y no toma medidas para tratarlo porque cree que es un problema menor con el que se puede convivir.
Hoy tengo un motivo más para tratar de este asunto, tras conocer un reciente estudio que demuestra que los largos periodos de estrés pueden causar desórdenes graves en el cerebro. Según demuestra la serie de experimentos dirigidos por el Dr. Chetty, de la Universidad de Berkeley, los pacientes que soportan largas temporadas de estrés tienen grandes posibilidades de sufrir esquizofrenia, depresión y otros trastornos graves.
La causa, según demuestra el trabajo de la Universidad de Berkeley, se explica de una manera sencilla. En periodos de estrés, el cerebro produce menos materia gris y más materia blanca. Una y otra son igual de necesarias, pues la materia gris se conforma de neuronas y la materia blanca es imprescindible para que las neuronas trabajen correctamente. Por eso, el equilibrio entre la cantidad de materia gris y materia blanca es imprescindible para que el cerebro funcione de manera correcta. Cuando ese equilibrio se rompe, en este caso en favor de la materia gris, los problemas pueden ser severos y de solución mucho más compleja. Cuanto más largos son los periodos de estrés, mayores son los desequilibrios entre materia blanca y gris, y por tanto mayor también la posibilidad de ocasionar trastornos de gravedad.
Unos de los autores del estudio, Daniela Kaufer de la Universidad de Berkey explicó cómo este cambio en el equilibrio entre la materia gris y blanca podría afectar a la conectividad en el cerebro, y esto deriva en una peor capacidad de respuesta como puede ser ante el miedo. A peor conectividad mayor dificultad para enfrentarte a lo temido.
Si siempre es recomendable tratar cualquier episodio de estrés, más lo es cuando los episodios se alargan y se convierten en algo crónico o de plazo muy largo. Es importante tratar el estrés en cualquier caso, entre otras cosas porque quienes lo sufren no saben realmente cuánto tiempo han de convivir con él y, como vemos, puede ser causa de problemas mucho mayores.