Crecimiento personal
8 Claves para alcanzar la felicidad
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8 Claves para alcanzar la felicidad

Contenido del artículo:
8 claves para alcanzar la felicidad | Paula Cañeque Psicóloga

Este artículo fue publicado originalmente en 2019 y ha sido actualizado en 2025 para incluir nuevos enfoques desde la psicología contemporánea, mejorar su estructura y adaptarse a los retos actuales del bienestar emocional.

Hace unos años escribí este artículo con una intención muy clara: reflexionar sobre qué nos impide ser felices. Hoy, tras varias conversaciones, lecturas y evolución personal, he querido revisarlo y compartir una versión más actual, profunda y útil.

 Nació en una madrugada del 2019, pero sigue más vivo que nunca. La búsqueda de la felicidad no ha cambiado, pero sí las herramientas que tenemos para alcanzarla. Por eso he querido actualizarlo: para ofrecerte una visión más completa, profesional y alineada con lo que hoy sabemos de la psicología.

Hace unos años, una amiga me dijo algo que me marcó:
“Paula, quiero ser feliz. ¿Por qué es tan difícil?”

Y esa pregunta sigue resonando. Vivimos más años, tenemos más acceso a recursos, información, tecnología… y sin embargo, muchas personas se sienten lejos de alcanzar la felicidad.
Lo curioso es que este sentimiento no es nuevo. Desde la antigua Grecia hasta nuestras sociedades modernas, la felicidad ha sido una de las grandes búsquedas humanas.

Sin embargo, seguimos postergándola. Nos convencemos de que seremos felices cuando logremos algo: acabar una etapa, conseguir estabilidad, tener pareja, comprar una casa… y así, vamos dejando pasar la vida esperando el momento ideal.

¿Qué significa realmente alcanzar la felicidad?

Alcanzar la felicidad no es llegar a un destino perfecto. Es más bien una manera de estar en el mundo, de percibir lo que vivimos, de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás.

La psicologia ha demostrado que la felicidad no depende tanto de lo externo, sino de factores como:

  • Nuestra actitud mental,
  • La forma en que interpretamos la realidad,
  • El nivel de conexión con el presente, 
  • Y la calidad de nuestros vínculos afectivos

Este enfoque fue trabajado en profundidad por el Dr. Robert Holden, quien propuso una serie de principios para entender y cultivar el bienestar real. El trabajo de este psicólogo británico ha tenido un gran impacto siendo presentado en dos grandes documentales de la BBC con el título The Happiness Formula y How to be happy. Estos documentales fueron visto por más de 30 millones de personas.

Basándome en ellos y en mi propia experiencia con mi trabajo y siendo testigo de la transformación que ha tenido las personas, hoy te comparto estas 8 claves para alcanzar la felicidad, actualizadas y adaptadas al momento presente.

La felicidad está lejos de la perfección

La 8 claves para alcanzar la felicidad

El Dr. Robert Holden propuso una visión de la felicidad como una práctica consciente, no como un premio futuro.  Para construir una felicidad más autentica, presente y sostenible es vital tener en cuenta estas claves.

1.- Adopta una actitud interna de apertura y amabilidad

Tener apertura

Me encanta el concepto de “apertura”. Con el paso del tiempo, he descubierto que la felicidad no tiene tanto que ver con lo que te ocurre, sino con cómo eliges responder a lo que te ocurre.

Y para responder con sabiduría, necesitas estar abierta: a sentir sin juzgar, a mirar más allá de lo inmediato, a permitirte no tener el control.

La apertura no es pasividad, es presencia activa. Es dejar de vivir a la defensiva y empezar a habitar la vida con curiosidad, flexibilidad y confianza en que lo que llega también puede transformarte.

La apertura es una actitud vital que nos permite experimentar la vida con menos rigidez y más presencia. Es lo opuesto al juicio inmediato, al control excesivo o a la necesidad de certezas absolutas. Cuando cultivamos apertura, nos damos el permiso de sentir lo que sentimos, de no tener todas las respuestas, de dejar que la vida nos sorprenda.

Muchas veces sufrimos no tanto por lo que nos ocurre, sino por cómo nos resistimos a ello. La apertura nos invita a bajar la guardia interior, a decirle “sí” a la experiencia, aunque no sea perfecta. No se trata de resignarse, sino de estar disponibles para aprender, adaptarnos y crecer con lo que nos trae cada momento.

En terapia lo vemos constantemente: las personas que desarrollan apertura hacia sus emociones, hacia sus contradicciones o hacia lo inesperado, avanzan con más flexibilidad y compasión. Porque cuando dejamos de luchar contra lo que es, empezamos a habitar lo que hay con más autenticidad. Y ahí, casi sin darnos cuenta, se abre un espacio fértil para la alegría, la curiosidad y el bienestar real.

2.- Cambiar el enfoque: ver lo que ya están en la vida

Con el tiempo he comprendido que no es tanto lo que falta, sino lo que no vemos. A veces estamos tan centradas en alcanzar lo que creemos que nos dará la felicidad, que olvidamos mirar lo que ya está sosteniéndonos.

Cambiar el enfoque no significa conformarse, sino aprender a reconocer el valor de lo que sí tenemos, lo que ya funciona, lo que nos ha traído hasta aquí.

No cabe la menor duda de que el día a día nos empuja constantemente a hacer más, tener más y ser más, muchas personas se sienten desconectadas de algo esencial: la experiencia de lo real de la felicidad. Y no porque no lo deseen sino porque no saben por dónde empezar a cultivarla.

Cambiar el enfoque: ver lo que ya esta en tu vida

 Eso sí, hay días en los que basta una conversación cálida, una pausa consciente o un gesto amable para recordarnos que la vida también es generosa. La gratitud abre una ventana interior: nos devuelve la perspectiva y nos permite habitar el presente con más paz y menos carencia. A través de ella podemos equilibrar la tendencia a fijarte en lo que falta. Nos ayuda a observar lo que sí tienes, lo que sí funciona, lo que ya es suficiente. 

La felicidad no llega por acumulación, sino por apreciación

 La práctica sencilla pero profundamente transformadora que puede ayudarnos a cambiar el enfoque, es la gratitud consciente. Cuando entrenamos la mirada para reconocer lo que ya está en nuestra vida —aunque sea pequeño, cotidiano o imperfecto— activamos una fuente interna de calma y plenitud. Si te interesa profundizar en este tema, te invito a leer el artículo Practicar la gratitud, donde comparto cómo integrarla de forma realista y significativa en tu día a día.

3.- Reconocer que la felicidad es una aptitud, no un privilegio

Reconocer la felicidad

A lo largo del tiempo, he aprendido que la verdadera felicidad no es un regalo reservado para quienes nacen con “mucha suerte”, sino una aptitud que se entrena y se fortalece. Entenderla como una habilidad entrenable implica reconocer que todas podemos desarrollarla con ejercicios como la gratitud, la atención plena, la conexión real con otros o el compromiso con lo que tiene sentido. No dependemos de circunstancias externas perfectas, sino de cómo vamos construyendo día a día nuestra relación con la vida.

Desde la psicología científica, a través de diferentes investigaciones respaldan este punto de vista. En un metaanálisis reciente, se concluyó que aproximadamente el 96 % de los estudios centrados sobre el entrenamiento de la felicidad a través de diversas técnicas como planificación de metas, ejercicios positivos y prácticas de bienestar, a través de técnicas de mindfulness, alimentación, consciente, se concluyó que había un aumento significativo en los niveles de felicidad, incluso después de haber terminado el programa.

Esto demuestra que si se puede aprender a ser más feliz y que esa capacidad está el alcance de todos.

Esto demuestra que si se puede aprender a ser más feliz y que esa capacidad está en el alcance de todos.

4.- Conectarte con el momento presente

Conectarse con el momento presente

Estar presente es una de las claves más profundas para alcanzar la felicidad.

No de forma superficial, sino con conciencia, apertura y disponibilidad emocional para vivir lo que está ocurriendo aquí y ahora.

Muchas veces buscamos la felicidad como si estuviera en algún lugar del futuro: cuando logre esto, cuando supere aquello, cuando las cosas cambien… Pero la felicidad no habita en el “algún día”. Solo puede experimentarse en el presente.

 

Estar en el presente implica soltar la sobreidentificación con el pasado y la anticipación constante del futuro. Es poder decir: “Esto es lo que hay hoy… ¿cómo puedo habitarlo con amabilidad?”. Esa conexión real con el momento presente no elimina el malestar, pero lo contiene. Nos permite sentir sin sobrepensar, disfrutar sin posponer, responder sin reaccionar.

Desde el ámbito de la psicología esta idea, está respaldada por multiples estudios sobre mindfulness y bienestar subjetivo. Uno de los más relevantes ha sido el realizado por Killingsworth y Gilbert (2010) a través de la universidad de Harvard. en donde se puso de manifiesto que las personas tienden a sentirse menos felices cuando su mente está distraída, independiente de lo que estén haciendo. Es decir, no es tanto lo que hacemos, sino si estamos realmente presentes mientras lo hacemos.

Practicar presencia —a través de la respiración, la atención plena, el cuerpo o incluso la pausa emocional— es, en sí misma, una forma de bienestar. Porque cuando habitamos este momento con atención y aceptación, ya estamos sembrando felicidad desde dentro.

 

5.- Reconocer los pequeños momentos de bienestar

Vivimos con la idea de que para tener felicidad debemos de experimentar algo grande o extraordinario.

Como si solo pudiéramos sentirnos realmente felices cuando se alinean todos los factores externos: la pareja ideal, la estabilidad económica, el cuerpo deseado, la vida “perfecta”.

Cuandoen realidad, la felicidad auténtica suele manifestarse en formas mucho más sutiles: en momentos breves, cotidianos, casi invisibles. Una conversación sincera, un rayo de sol en la cara, una risa inesperada, un instante de silencio interior. Esos pequeños momentos de bienestar son, muchas veces, lo que sostiene el equilibrio emocional en medio de la complejidad de la vida.

Reconocer pequeños momentos de felicidad

Reconocer esos instantes es una práctica de atención y sensibilidad. Significa aprender a pausar, a registrar lo que nos hace bien, aunque no sea espectacular. Es decirle “sí” a lo sencillo, a lo que no tiene que ser perfecto para ser valioso. Y en esa apertura a lo cotidiano, ya estamos comenzando a alcanzar la felicidad: no como una meta lejana, sino como una experiencia presente.

Desde el ámbito de la psicología sabemos que esto es vital para una buena salud mental.  De hecho, hay un concepto denominado savoring, estudiado por Fred Bryan que hace referenciaa la capacidad de notar, intensificar y prolongar las emociones positivas en el presente.

Se ha demostrado que las personas que cultivan esta habilidad tienden a tener mayores niveles de satisfacción vital y bienestar general, no porque tengan vidas más fáciles, sino porque saben detenerse y disfrutar activamente los microinstantes de alegría.

6.- Da espacio para el juego, descanso y disfrute en la vida

Cuando hablamos de saber descansar, de tener espacio para el juego y el descanso a muchas personas les cuesta entender son son claves vitales para alcanzar la felicidad.

Es cierto que se nos educan más en la productividad. En el día a día y con el ritmo exigente, el juego, el descanso y el gozo suelen quedar relegados al fondo de las prioridades, como si fueran caprichos, lujos o pérdidas de tiempo. Sin embargo, recuperar estos elementos no es un acto pereza, o distracción sino una necesidad profunda para recuperar el equilibrio emocional.

Dar espacio para el juego

Cuando nos dedicamos tiempo para el humor, el ocio, el disfrute sin exigencia, estamos alimentando áreas esenciales de nuestro cerebro asociadas con el placer, la creatividad y la regulación emocional.

 El descanso no es solo detenerse: darle al cuerpo y a la mente el permiso para reequilibrarse.

Desde el ámbito de la psicología, disponer de actividades lúdicas y placenteras se asocia con niveles de satisfacción vital y una menor síntomalogía depresiva. En diferentes investigaciones se ha puesto de manifiesto que las personas que incorporan actividades recreativas en su vida diaria. Tienden a tener una mejor regulación emocional, relaciones más saludables y mayor bienestar general.

Alcanzar la felicidad implica también soltar las exigencias constantes del deber, del ser útil y abrir espacio a los que nos hace sentir vivos sin tener que demostrar nada. Se podría decir que el disfrute, el descanso, el ocio, son una parte fundamental del propio crecimiento emocional de la persona.

7.- Compartir tu felicidad con otros

compartir momentos

La conexión humana juega un papel esencial en el proceso para alcanzar la felicidad.

La felicidad compartid que pasa que te pones nerviosoa no se divide si no se multiplica. Cuando nos atrevemos a abrirnos, a mostrar lo que nos alegra, a celebrar lo que nos hace bien juntos, no solo fortalecemos nuestro vínculo, sino que también amplificamos la sensación de plenitud y sentido.

Desde el ámbito de la psicologia, la investigadora Sonja Lybomirsky, a través de la Universidad de California en Riverside, ha demostrado que realizar actos prosociales o amables, especialmente de forma intencional, está asociado con un aumento significativo del bienestar subjetivo.

Cómo te has podido dar cuenta, alcanzar la felicidad no es una meta definitiva, ni un estado constante, sino más bien un camino que se recorre con conciencia, apertura y elección.

Cada una de estas claves no pretende ofrecer una fórmula mágica, sino recordarte que la felicidad está mucho más cerca de lo que creemos: en el presente, en lo pequeño, en lo compartido, y en lo que ya somos cuando dejamos de exigirnos. Cultivar tu bienestar es un acto de amor propio y, al mismo tiempo, una forma de transformar el mundo desde dentro.