No cabe la menor duda que es difícil dejar de evaluarse a sí mimo, pero hasta qué punto te aceptas a ti mismo. La autoaceptación es una de las claves de tener una buena autoestima. Cuando te aceptas a ti mismo reconoces que eres una persona valiosa y digna de ser querida.
¿Con qué frecuencias te valoras a ti mismo por lo que has conseguido en la vida, ya sea trabajo, estudios? ¿Qué ocurre cuando te equivocas? ¿Te valoras en base a la opinión de los demás? ¿Dirías que te comprendes y te quieres cómo eres?
Es común caer en una autocrítica constante sobre nosotros mismo. Vivimos en una sociedad que prima la eficacia, el perfeccionismo por encima de todo, el canon de belleza imposible de conseguir una y otra vez proclamado por los medios de comunicación.
A medida que crecemos tenemos la sensación que hay algo que demostrar a todo el mundo con el fin de agradar y cumplir las expectativas de todos. Nos pasamos media vida aceptado a todo el mundo menos a nosotros mismos. Sin embargo, cuando te aceptas a ti mismo como eres, con tus defectos y tus virtudes todo cambia.
Para poder aceptarte a ti mismo hay que partir de unas series de objetivos que no son fáciles de asumir:
- Reconocer que las cosas de la vida, así como las personas son como son, independientemente de lo que nos pueda gustar o nos pueda disgustar. La vida tiene un ritmo independiente de nuestras exigencias.
- Disfruta del proceso y no exijas que las cosas salgan como tú quieres que salgan.
- Acepta las críticas. Son parte de la vida y nos nutren de aquello que nos cuesta oír y que, a veces, nos cuenta aceptar.
- Aprende a valorar los logros ajenos. Te proporcionará satisfacción.
- Ante una equivocación no te rindas y vuelve a intentarlo. La vida es como es y está llena de retos que no se consiguen en un día.
Cuando te aceptas a ti mismo nuestra percepción de la vida cambia: somos más altruistas, tomamos la crítica negativa como parte del proceso de nuestra vida, tenemos conciencia de ser aceptados por los demás, sabemos decir NO, disfrutamos del proceso de la vida en plenitud con sus aspectos positivos y con sus aspectos negativos como un continuo de crecimiento y aprendizaje.