El termino Resiliencia es curioso y a la vez, llamativo. Desde hace un tiempo es un concepto que se ha puesto de moda, pero ¿qué significa? ¿Y qué impacto tiene en las personas?
Antes que nada, creo que es importante explicar el termino en sí.
¿Qué significa el concepto de resiliencia?
El concepto resiliencia se utilizó inicialmente en la Física para hablar de materiales que pueden resistir un impacto y volver a su forma original. Pero en donde ha tenido una mayor trascendencia es en el ámbito de la psicología y la sociología.
En el año 2016 la Real Academia Española de la Lengua (RAE) definió la resiliencia como la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límites y sobreponerse a ellas.
Cuando en el ámbito de la psicología hablamos de resiliencia estamos hablando de la capacidad que tiene una persona de adaptarse a las situaciones por difíciles que puedan resultar, pero además con la actitud de salir fortalecidos de ellas.
Ahora tomate unos segundos y responde a estas preguntas
¿Cómo te enfrentas a los problemas? ¿Cómo actúas ante una adversidad? ¿Qué tipo de actitud tienes cuando las cosas no van como esperas?
Y es que…
La vida está llena de sobresaltos, adversidades, imprevistos, problemas, incluso desgracias graves y que lamentablemente escapan de nuestro control, no podemos evitarlas o eliminarlas. Un ejemplo lo tenemos con el covid-19 o, la reciente erucción del volcán “Cumbre Vieja en mi querida isla bonita, La Palma.
Pero cómo actuar y qué hacer en eso momentos y en los días siguientes….
De ahí surge este concepto de resiliencia, la capacidad de las personas para recuperarse de las situaciones complicadas y seguir avanzando. Saliendo de esas situaciones fortalecidas, con aprendizajes y con apertura para aceptar lo que está sucediendo y poder avanzar en sus vidas con toda la actitud de aprender de ello.
Martin Seligman, el padre de la psicología positiva la define así:
“La forma en que los seres humanos reaccionan ante la adversidad extrema distribuye normalmente. En un extremo están las personas que se desmoronan en el trastorno de estrés postraumático, la depresión e incluso el suicidio.
En el medio está la mayoría de las personas, que al principio reaccionan con síntomas de depresión y ansiedad, pero en un mes más o menos, por medidas físicas y psicológicas, vuelven a estar donde estaban antes del trauma. Eso es resiliencia.
En el otro extremo están las personas que muestran un crecimiento postraumático. Ellos también experimentan por primera vez depresión y ansiedad, a menudo exhibiendo un trastorno de estrés postraumático en toda regla, pero dentro de un año están mejor que antes del trauma”
Una idea muy importante es que las personas resilientes no solo son más fuertes antes las dificultades, sino que les encuentra un significado a la experiencia y crecen como persona a partir de ella. La resiliencia no se trata sólo de recuperarse sino de mantenerse y crecer.
Si formuláramos este concepto de resiliencia tendríamos lo siguiente
Resiliencia = Recuperación + Sostener + Crecer
El origen del término Resiliencia
El origen del termino resiliencia surge en 1973 como parte de un estudio en el ámbito de la epidemiología para estudiar la prevalencia de enfermedades, con el fin de descubrir los riesgos y los factores protectores que ayuda a definir la resiliencia. Un año más tarde, el propio equipo creo tu sistema que apoyaba el desarrollo de la resiliencia.
Pero en realidad fue Emmy Werner (1929-2017), la psicóloga del desarrollo, quien utilizó el termino “resiliencia” por primera vez. En su famoso estudio longitudinal de 698 bebés en la isla hawaiana de Kauai. Su estudio duró cuarenta años.
El estudio consistió en hacer un seguimiento a los niños de Kauai. Estos niños estaban siendo criados en un ambiente disfuncional, padres alcohólicos o con enfermedades mentales, sin trabajo…. En definitiva, niños que estaban creciendo en situaciones difíciles.
El estudio puso de manifiesto que los niños expuestos a factores estresantes tenían más problemas de delincuencia, inestabilidad mental que niños que crecieran en un entorno favorable emocionalmente. Sin embargo, se observó que un tercio de estos niños de entornos disfuncionales mostraban ser resilientes y se convirtieron en adultos afectuosos, competentes y seguros a pesar de sus antecedentes de desarrollo problemático. A los que Emmy Werner los catalogó como grupo resilientes.
Años más tarde surge un libro escrito por el psiquiatra Boris Cyrulnik “Los Patitos Feos” en donde pone la importancia del concepto de resiliencia y concluye que una infancia infeliz no determina la vida. En su primer capítulo dice así: “El fin del maltrato no es el retorno a la vida, es un paso que nos apremia para iniciar una lenta metamorfosis”
“Se dirigió entonces hacia ellos, con la cabeza baja, para hacerles ver que estaba dispuesto a morir. Y entonces vio su reflejo en el agua: El patito feo se había transformado en un soberbio cisne blanco.
Hans Christian Andersen (1805-1875)
En definitiva, concepto de resiliencia equivale a la resistencia al sufrimiento y a la capacidad de resistir las magulladuras de las heridas producidas por las situaciones difíciles y el impulso de reparación psicológica que nace de esa resistencia.
Desde los inicios de su investigación, los profesionales de la salud mental hemos dedicado gran parte de nuestro tiempo en descubrir esos factores protectores que explican la adaptación de las personas a condiciones adversas.
Cualidades comunes de las personas resilientes
Ahora bien, llegados a este punto, te preguntarás cuales son esas cualidades de las personas resilientes.
¿Qué rasgos tienen en común las personas resilientes? ¿Qué les permite hacer frente a las adversidades, ser capaces de reponerse y seguir luchando por aquello en lo que creen y quieren conseguir?
A continuación, te enumeramos las cualidades más significativas de las personas resilientes:
1. Son capaces de adaptarse al cambio
Como hemos señalado, son personas flexibles, capaces de adaptarse y aceptar esos cambios. No se quedan pensando ¿por qué a mí? Al contrario, se enfrentan a ese problema como una oportunidad para ver cómo seguir adelante.
2. Son creativos
En ese enfrentarse a los cambios y aceptarlos han de poner su creatividad a funcionar para buscar alternativas, caminos secundarios para seguir, nuevas opciones que les hagan llegar al resultado que desean.
3. Son perseverantes
No se rinden, siguen luchando a pesar de las dificultades. Las personas perseverantes siguen el dicho de “caerse y volverse a levantar” las veces que haga falta. Quieren conseguir su objetivo y no se rinden ante las dificultades.
4. Tienen una alta autoestima
Es fundamental trabajar la autoestima para poder superar las dificultades. Gracias a ella creemos en nosotros y nos es más fácil pensar que somos capaces de superar los obstáculos. La autoestima nos ayuda además a que no nos importe lo que opinen los demás y luchar por lo que creemos ajenos a críticas y envidias
5. Trabajan su inteligencia emocional
Son personas capaces de conocer y controlar sus emociones. De este modo, aunque asumen que no pueden cambiar las circunstancias, sí pueden elegir cómo reaccionar emocionalmente a ella.
6. Son positivos pero realistas
Ven el lado positivo de todo, incluso de las situaciones negativas, pero son realistas. De este modo, se plantean alternativas para seguir avanzando pero sustentadas en logros alcanzables y objetivos. Cuando hablamos de optimismo, obviamente, no es ante la situación o desgracia, sino en cuanto al planteamiento de un futuro posible, superar la situación y no quedarse en ese sentimiento negativo o victimista que no nos deja avanzar.
7. Se rodean de personas positivas y las valoran
Las personas resilientes valoran su entorno y la amistad. De hecho, el apoyo de su entorno es fundamental para seguir adelante en los momentos más duros. Todos necesitamos ayuda en un momento dado, la persona resiliente sabe pedirla y apoyarse de aquellos que le quieren para superar las adversidades.
¿Cómo trabajar la resiliencia?
Aunque te pueda parecer lo contrario la resiliencia no es una cualidad innata, ni viene determinada genéticamente, sino que más bien podemos aprender y desarrollar a lo largo de la vida. Y es que, la resiliencia se puede entrenar y aprender.
Hay una frase hecha que leía hace mucho tiempo que decía algo así “las personas resilientes no nacen, se hacen”
Así que una de las tareas más importantes para lograr tener todas las cualidades que te mencioné en el apartado anterior es que fomentes tu autoestima y crecimiento personal.
Saber gestionar nuestros pensamientos y emociones es vital porque nos va a permitir tener la apertura para fomentar la flexibilidad que la vida nos pide antes las adversidades y problemas
Todo ello te va a permitir desarrollar todo un conjunto de habilidades que te ayudarán a afrontar las dificultades con éxito.
Por ello, es vital que te involucres en tu crecimiento personal, que busques la ayuda de una psicóloga o psicólogo que te ayude a desarrollar todo tu potencial.
Hábitos de una persona resiliente
Para poder avanzar ante las dificultades y desarrollarse como una persona resiliente es necesario cultivar hábitos que te permitan crecer y superarte personalmente.
1.- Cultiva en el crecimiento personal: Son personas que se preocupan por su crecimiento personal intentando salir de su zona de confort y aprendiendo de sus limitaciones. Leen libros que les hacen pensar, conversan con personas que les transmiten nuevos horizontes, se involucran en cursos de autoestima o de crecimiento personal. Si quieres saber más sobre cómo cultivar tu desarrollo, pon en práctica los recursos que encontrarás en mi Taller de Crecimiento Personal, Crece y Ámate.
2. Tiene un fuerte sentido de propósito: saben marcarse objetivos alineados con sus valores y son persistentes en poder alcanzarlo.
3. Vive el momento presente: es una persona que sabe que su historia es diferente pero aun así, aprovecha las oportunidades de tu momento actual.
3. Cultivan una red de apoyo: son personas que tienen confianza en sí mismas y se relacionan con los demás aprendiendo de ellas y compartiendo intimidades desarrollando un fuerte sentido de pertenencia, una mayor autoestima y seguridad.
4. Desarrolla su aprendizaje: son personas con inquietudes, están interesadas en aprender, estudiar, leer, y en superar sus propios límites.
5. Desarrolla la aceptación: aprende a tolerar la frustración, los fracasos y las dificultades como parte inevitable de la vida. Cultivar la aceptación no implica rendirse o dejar que el estrés se apodere de la persona si no se de aceptar toda amplia gama de emociones complejas y confiar en que nos recuperamos poco a poco.
Ahora que has leído qué te parece cultivar una actitud resiliente, que nos acerca a nuestro objetivo de ser una persona autorrealizadas y felices, capaces de lograr nuestros objetivos.