Parejas
COMO PREDECIR UNA RUPTURA SENTIMENTAL
La mayor parte de nosotros dedicamos gran parte de nuestros sentimientos de valía a nuestras relaciones sentimentales. Entorno al mundo de la pareja está vinculado una gran cantidad de valores. El que una relación vaya bien o mal es algo que puede generarnos felicidades o un mundo de frustraciones no cumplidas.
John Gottman es un afamado psicólogo que ha dedicado muchos años y un gran esfuerzo a analizar los motivos por los que se rompe una pareja. Gottman ha convertido ese tema en su especialidad por lo que encontramos decenas de autores que lo citan en artículos que validan sus conclusiones. Gottman, tras décadas de estudio y análisis sobre las rupturas sentimentales, ha concluido que se puede predecir una ruptura inminente basándose en cuatro síntomas. Llamado por el autor “los cuatros gigantes del apocalipsis”: desprecio, crítica, actitud defensiva y obstruccionismo.
Es cierto que muchos de nosotros hemos conocido rupturas que no se corresponden con “los cuatros gigantes del apocalipsis”, pero si nos paramos a analizar los casos, puedo asegurar que por lo general al menos encontraremos dos o más de los elementos enunciados por este investigador.
Ciertamente, si analizamos la teoría de Gottman, encontraremos que los cuatro síntomas nos resultan familiares en parejas que han roto o están a punto de romper. Veámoslas una a una:
No hablamos de la crítica habitual entre miembros de una pareja. No hablamos de la crítica que se produce en medio de una discusión carente de importancia. Se trata de una crítica constante, innecesaria o inoportuna, abusiva y culpabilizadora, esa crítica que ve a la pareja como a un rival y que carece de fundamento. No deja de ser una excusa para generar una discusión tras otra sin motivo alguno y tratar de que la otra parte se sienta culpable de cualquier cosa que haga.
Cualquier pretexto es válido para despreciar a la otra parte de la pareja. Reírse de un comentario, burlarse de una torpeza, recordar un error antiguo o darle una importancia injustificada, despreciar un gesto amable, rechazar una muestra de cariño, burlarse de la elección de un restaurante, negarse a comer algo que preparó la otra parte. En definitiva, hacer que la pareja se sienta despreciada.
“Me quedé sin gasolina porque olvidaste recordarme que el depósito estaba casi vacío”, como si la aguja que marca el nivel del depósito de gasolina no estuviera ante los ojos del miembro de la pareja que acusa al otro. Es un mecanismo que utiliza una parte de la pareja, o ambas, para tratar de adelantarse a la crítica y buscar que el responsable de todo siempre sea la pareja.
Suele ser la respuesta a las tres situaciones anteriores. La pareja rompe todo tipo de contacto verbal, gestual o físico. Cada una de las partes se encierra en una burbuja para aislarse de la otra parte, no respondiendo a ningún estímulo sin corresponder a cualquier intento de comunicación o gesto de acercamiento. Es el síntoma del hastío.
Cuando se dan estas cuatro circunstancias, o varias de ellas de manera continuada, la ruptura está a la vista. También puede darse el caso de que la situación se alargue de manera indefinida, lo que da lugar a una pareja que está rota pero que por algún motivo se resiste a formalizar esa ruptura. Puede ser por miedo al cambio, por temor al rechazo social, a la pérdida de amistades comunes, a la reacción de hijos o familiares, por razones económicas o por temor a romper con una rutina. Sea cual sea la razón, debemos entender que no todas las parejas deben durar toda la vida, pues esa vida llega a convertirse en una existencia frustrante. Cuando se dan estos cuatro síntomas y se convierten en algo cotidiano, quizá lo mejor sea afrontar la realidad y empezar una nueva vida.
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