¿Os consideráis unos padres muy sensibles y con un nivel excesivo de preocupación por vuestro hijo? ¿No dejáis que vuestro hijo ensaye respuestas de manera autónoma para evitar que se equivoque o haga daño? ¿Le facilitáis todo? ¿Le limitáis las responsabilidades? ¿No le brindáis mayor autonomía a medida que va creciendo? ¿Os cuesta decir “NO”?
Si habéis contestado con una mayoría de “síes” por favor, seguir leyendo con atención.
Os presento al estilo educativo SOBREPROTECTOR, el protagonista del artículo de hoy.
¿QUÉ ES ESO DE LA “SOBREPROTECCIÓN”?
El gran protagonista del estilo educativo sobreprotector es un exceso de PREOCUPACIÓN por los hijos, sin dejar grados de autonomía y limitando la asunción de responsabilidades.
La sobreprotección es uno de los errores más comunes cometidos en la educación de los hijos por los padres de hoy en día. Los padres evitáis que los niños vayan asumiendo los deberes, libertades y responsabilidades propias de su fase de desarrollo con la creencia de que de actuando de este modo les proporcionaran una infancia más fácil, cómoda y feliz al estar extensa de riesgo, y por ende, una vida más próspera. Sin embargo, la realidad es bien distinta, pues lo que sucede es que el niño no aprende a desenvolverse con normalidad en las circunstancias habituales y cotidianas, las cuales, inevitablemente, tendrá que hacerles frente el día de mañana.
Otras dos razones, que podrían estar detrás de una sobreprotección paterna es la de la propia comodidad de los padres al eximir de riesgo a su hijo y así no tener que estar pendiente ni preocuparse por el mismo y otra de las razones haría alusión a la existencia de una dependencia patológica de él, de manera que se le hace dependiente con el fin de asegurarse que siempre estará cerca.
Si bien es cierto, que en un principio, el niño se siente seguro y cómodo, aceptando estas situaciones de forma consciente, inconscientemente, el niño está sufriendo una pérdida de autoestima. Su autoestima se está viendo seriamente dañada como consecuencia de la sensación de infravaloración que va apoderándose del niño por la falta de reconocimiento por parte de los padres, así como de las necesidades cada vez mayores de autonomía que el niño va experimentando a lo largo de su desarrollo.
Con el avance de los años, y especialmente, cuando el niño entra en la etapa de la adolescencia, se va percatando de que sus compañeros saben afrontar con solvencia y seguridad en sí mismos diversas situaciones ante las que él siente, en contraposición, un temor cada vez más acentuado. Es precisamente en este momento, en donde se produce un punto de inflexión en el niño, y a pesar de que aún es incapaz de encontrar una explicación, y mucho menos una solución, ya adquiere plena conciencia de su inseguridad y deficiencias, viéndose su autoestima aún más afectado. Si esta sensación de inseguridad en sí mismo y una autoestima mermada acompaña al niño durante toda la adolescencia, con todo pronóstico, será un adulto con problemas de difícil solución.
Por ello, poned en cuarentena la creencia de que la mejor infancia es la que se le da todo a los niños, eximiéndole de responsabilidades y libres de peligros. La felicidad en la niñez no consiste en tener una vida fácil, sino capacidad para hacer frente a los crecientes retos que se presenten (inherentes a las fases del desarrollo) y conciencia del éxito en dicha tarea. Todo ello en un ambiente pleno de amor y afecto.
El cometido de los padres no debe ser solo proporcionar una infancia feliz, sino también preparar a ese niño para que sea en el futuro un adulto feliz.
Tanto la niñez como la adolescencia, como procesos evolutivos continuos que son, les ofrece al niño la oportunidad de descubrir cosas nuevas y el de enfrentarse a nuevos retos, retos que en algunas ocasiones supondrán cierto grado de riesgo para el niño pero que tendrá que asumir ya que precisamente, es el hecho de afrontarlos y superarlos lo que permite que el niño vaya madurando, repercutiendo de manera positiva en su autoestima e independencia.
¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE EN MI HIJO MI EXCESIVA PREOCUPACIÓN POR ÉL?
Aparte de que este exceso de seguridad y de custodia por parte de los padres al niño merma su autoestima así como la confianza que tiene en sí mismo, otras consecuencias previsibles en los hijos que se derivan de un modelo de educación basado en la sobreprotección son:
- Adquieren hábitos inadecuados como consecuencia de que sus padres le hagan todo.
- ajo nivel de autocontrol. Poco preparados para afrontar situaciones difíciles.
- Baja tolerancia a la frustración al no haber tenido que lidiar nunca con ese sentimiento. Por este motivo, son frecuentes que manifiesten reacciones de ira.
- Tienen una mayor probabilidad de recurrir a evasiones ante la dificultad (por ejemplo, las drogas).
- Tienen una mayor probabilidad de que sean víctimas de acoso.
- Muestra poca empatía y autoritarios.
En conclusión, viendo que debido al estilo educativo sobreprotector los niños desarrollan menos competencias emocionales, sintiéndose más inseguros y teniendo menos habilidades, difícilmente podréis estar en el camino adecuado para formar a un futuro adulto competente que sepa hacerle frente a los obstáculos que se encuentre en su vida diaria. Por ello debéis intentar dejar a un lado estas prácticas educativas nocivas para vuestro hijo y fomentar aquellas prácticas que sí os permitan estar formando a un futuro adulto competente.
¿QUÉ PODÉIS HACER PARA EVITAR LA SOBREPROTECCIÓN?
Desde que el niño es pequeño se puede evitar la sobreprotección. Para que eludáis el proteger a vuestro hijo de un modo excesivo y que por ende, sea perjudicial para él, aquí algunas recomendaciones a tener en cuenta:
- Permitid que el niño se enfrente a las dificultades desde pequeño. Que quiere un juguete determinado, que vaya él a buscarlo, y así estaréis contribuyendo al desarrollo de sus habilidades.
- Promover que piense por sí mismo. Esto se verá facilitado si le preguntáis el porqué de las cosas, qué cree él al respecto.
- Si evita enfrentarse a un nuevo aprendizaje que le resulta dificultosos, animarle a que siga intentándolo, y explicarle que aunque no le agrade es algo que tiene que hacer. El no enfrentarse a nuevos retos no es algo opcional, es un deber.
- Fomenta la constancia y la rutina a través de la práctica de nuevos deportes o actividades que le conlleven un cierto esfuerzo.
- Favorecer la posibilidad de que realice actividades con otros niños en las que los adultos no estéis “siempre” encima.
- Evitar no salir corriendo a la más mínima sospecha de que vuestro hijo necesita ayuda. Dejad que sea él quien os solicite la ayuda y una vez solicitada, valorar si realmente necesita de apoyo por vuestra parte o si bien, se las puede arreglar por el mismo aunque sea algo frustrante o molesto.
- No dejéis que vuestros propios miedos organicen la vida de vuestro hijo. Es preferible enseñar a vuestro hijo cómo debe desenvolverse en caso de que se encuentre en una situación de peligro antes de que le prohibáis la realización de actividades por temor a que le pase algo.
Por último, me gustaría señalar que al niño no hay que darle todo lo que pida. Hoy en día es frecuente encontrarse con padres que, incluso antes de que su hijo le haya formulado una petición acerca de algo que desee tener, sus padres ya le han proporcionado eso y más, basándose en lo que ellos creen que a su hijo le gustaría tener o lo que a ellos le hubiera gustado tener de pequeños. Los niños tienen que aprender el valor de las cosas, del dinero y sobre todo del esfuerzo, y sinceramente, ¿creen realmente que facilitándole de antemano todo lo van a aprender? Difícilmente lo veo sino dejáis que se esfuerce cuando quiere algo y que no se le concederá de inmediato, sino que dependerá de su empeño y constancia.
¿El mayor peligro de la “sobreprotección”? En que es INVISIBLE a la vista de los padres, y hasta que no se os señala no caéis en la cuenta de que vuestra actitud educativa puede estar basada en la protección.
ANTE LOS NUEVOS RETOS DE DIFICULTAD CRECIENTE, A LOS HIJOS HAY QUE ENSEÑARLES CÓMO AFRONTARLOS EN VEZ DE SOBREPROTEGERLES.
Miriam Navias Barranco – Psicóloga Infantil
Colabora con el Gabinete Paula Cañeque