miedo al miedo
MIEDO AL MIEDO

Tan fácil como dar un paso,
tan dificil como salir al exterior.

Etimológicamente, la palabra agorafobia significa “miedo a los espacios abiertos” pero básicamente cuando una persona tiene agorafobia tiene miedo a los ataques de pánico que suelen expresarse como el

“miedo al miedo”.

En esencia, la persona tiene miedo de que le pueda ser difícil escapar o bien no poder recibir ayuda, en caso de que le pueda dar un ataque de pánico.  Dicho de otra manera, el miedo a sufrir ataques de pánico.

Un porcentaje alto de personas que padecen agorafobia, no sólo temen a los ataques de ansiedad sino a lo que otras personas puedan pensar de ellos en caso de que los vean sufrir un ataque de ansiedad. De tal manera, que la vergüenza juega un papel clave.

Otra de las cosas que suelen hacer las personas que padecen agorafobia es que
evitan situaciones en donde sienten que no pueden ser auxiliadas o que estén lejos de su zona de seguridad.
Básicamente evitan los desencadenantes de un posible ataque de pánico. Como pueden ser:

Lugares públicos concurridos:
grandes almacenes, cines, supermercados, restaurantes o conciertos.
Lugares cerrados o limitados, tales como túneles, puentes, teatros…
Trasportes públicos, metros, aviones o autobuses.
Estar en una fila o en medio de una multitud.
Estar solo en casa
Estar en una autopista.

Los grandes incomprendidos

Los amigos y los familiares a menudo no entienden la agorafobia. Suelen ofrecer sugerencias inútiles como

“tienes que elegir salir”,

sin comprender la desconexión
entre las emociones y la mente.

Aunque, racionalmente la persona que padece agorafobia entiende lo que le afecta en su vida, es incapaz de calmar las emociones que la embargan.

En los casos más severos, es posible que la persona no sea capaz de alejarse más que unos pocos metros de su casa caminando o que esté recluida en ella.


La agorafobia suele relacionarse con trastornos de angustia (pánico) y no es raro que ambos trastornos sean comórbidos, es decir que se den a la vez.

Entre los temores que pueden experimentar están el miedo a desmayarse, a perder el control, volverse loco, hacer el ridículo, sufrir un infarto, morirse, ahogarse, etc. No hay un patrón fijo, la crisis puede repetirse durante todos los días de una semana y luego desaparecer o tener una periodicidad semanal.

Las sensaciones que suelen experimentar son taquicardia, sudor, calor, mareo, vértigo, dolor u opresión en el pecho, fatiga o cansancio, visión borrosa, dificultades para tragar, sensaciones extrañas en el estomago, piernas débiles, pérdida de sensibilidad, palidez etc.

Me siento identificada,
quiero superar mi agorafobia

Estás tomando una decisión acertada y valiente, ya que la agorafobia puede limitar
mucho tu calidad de vida. Con terapia podrás aprender a gestionar tus síntomas

No hay un perfil claro de personas propensas a sufrir agorafobia.

La agorafobia afecta a todos los ámbitos de la vida y en todos los niveles de la escala socioeconómica.

Debido al miedo intenso que experimentan las personas con agorafobia, estas suelen aislarse, evitan salir de sus casas,
tienen necesidad de que la acompañen a todos lados. A largo plazo este sufrimiento prolongado hace que las consecuencias sean cada vez más negativas para la vida de la persona: incapacidad laboral, perdida de trabajo, aislamiento social y abandono de amistades, dificultades con la pareja, baja autoestima, limitación para viajar, abundantes sentimientos de culpa, depresión… Es evidente que la gravedad va a depender del tipo de afrontamiento que realice la persona al problema, aunque la intervención psicológica es fundamental en estos casos.

¿Cómo funciona la mente de una persona que padece agorafobia?

En esencia, percibe toda una variedad de posibles peligros en el entorno, como, por ejemplo, perder el control, quedarse atrapado en un embotellamiento o en el ascensor, ser abatido por una multitud de
personas.
Básicamente, el agorafóbico se siente tremendamente vulnerable ante diversas situaciones:

1. Puede percibir diversas situaciones de verse inmovilizado, aplastado o humillado. En donde no tiene  defensas y siente que no tiene escapatoria.

2. La persona experimenta la sensación de perder la competencia en realizar actividades o conductas rutinarias como pueden ser la creencia de sentirse incapaz de controlar el coche en la autopista, de mantener el equilibrio mientras se encuentra de pie, de mantener una conversación fluida o tartamudear…

3. Intensa ansiedad en situaciones amenazantes (autopista, grandes almacenes.) que puede desembocar en un ataque de pánico. La ansiedad desencadena un gran deseo de huir de la situación y volver a un refugio seguro como puede ser su casa.

4. El hogar representa seguridad respecto al peligro externo. La persona experimenta una fuerte resistencia a aventurarse de nuevo a salir y suele sentir ansiedad si abandona la casa.

1. Puede percibir diversas situaciones de verse inmovilizado, aplastado o humillado. En donde no tiene  defensas y siente que no tiene escapatoria.

2. La persona experimenta la sensación de perder la competencia en realizar actividades o conductas rutinarias como pueden ser la creencia de sentirse incapaz de controlar el coche en la autopista, de mantener el equilibrio mientras se encuentra de pie, de mantener una conversación fluida o tartamudear…

3. Intensa ansiedad en situaciones amenazantes (autopista, grandes almacenes.) que puede desembocar en un ataque de pánico. La ansiedad desencadena un gran deseo de huir de la situación y volver a un refugio seguro como puede ser su casa.

4. El hogar representa seguridad respecto al peligro externo. La persona experimenta una fuerte resistencia a aventurarse de nuevo a salir y suele sentir ansiedad si abandona la casa.

Para superar la agorafobia es necesario
la ayuda de un psicólogo.

La agorafobia es una afección que limita
seriamente la vida de la persona que la padece.

Sin una terapia adecuada,

las complicaciones podrían desencadenar:

Depresión.

Abuso de sustancias.

El desarrollo de otros trastornos de salud mental.

Problemas en el entorno: trabajo, familia.

Dificultades con las relaciones.

La imposibilidad de salir de casa.

La terapia más común para la agorafobia
es la cognitiva-conductual que ha demostrado eficacia,
ya que utiliza técnicas específicas que
ayudan a afrontar el miedo intenso.

Soy Paula, tu psicóloga,
quiero ayudarte

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y me pondré en contacto contigo lo antes posible: