Las ventajas a largo plazo de tratar con cariño a tu bebé

Desarrollarse en un entorno familiar donde impere el cariño, el cuidado y la educación como elementos prioritarios favorece el desarrollo sano, tanto físicamente como emocionalmente, del niño. Se sabe que niños que crecen en un medio de rechazo, carentes de cariño y sin los cuidados adecuados posibilita el desarrollo de infecciones así como un desarrollo emocional más deficientes.
Recientemente, el prof. Raby, de la Universidad de Minnesota, acaba de publicar un artículo sorprendente, tanto por sus conclusiones como por el método empleado.
El estudio descrito en el artículo parte de un experimento realizado con 243 niños y sus padres. Durante los tres primeros años de la vida de los niños, el equipo dirigido por Raby observó el comportamiento de los padres con sus bebés, sin influir para nada en él, simplemente anotando cómo interactuaban y cuál era la calidad de la relación afectiva que los padres establecían con los niños.
El objetivo del estudio era conocer si el afecto recibido por los bebés durante su primera infancia tendría algún efecto a lo largo de la vida del niño, hasta convertirse en un adulto. Ello obligó al prof. Raby y a su equipo a realizar un seguimiento a los niños a lo largo de su vida y hasta convertirse en adultos, por lo que la investigación se desarrolló a lo largo d más de treinta años.
Imagino que hubiera sido frustrante para los miembros del equipo descubrir, tras treinta años de experimento, que no hay relación alguna entre la afectividad recibida por un bebé en su primera infancia con su comportamiento futuro. Científicamente, el resultado hubiera sido igualmente relevante, pero desde el punto de vista humano, me alegro de que las conclusiones hayan demostrado que sí hay una notable influencia entre el cariño y la atención prestadas a un bebé sí tienen una gran influencia en el rendimiento del bebé a lo largo de toda su vida.
De una forma mayoritaria, los bebés que recibieron una mejor atención afectiva, demostraron mucho mayores habilidades sociales, rendimiento académico, competencia social y laboral, afectividad en las relaciones, nivel de compromiso y en general todas las facetas de la vida que dependen más directamente de las relaciones personales.
Ello nos demuestra que cuando el bebé recibe una atención afectiva óptima los beneficios son duraderos y se extienden a lo largo de toda su vida adulta.
Debemos felicitar también a todo el equipo dirigido por Raby, que además de los gratificantes resultados científicos del experimento nos han demostrado que la investigación no siempre debe buscar solamente los resultados a corto plazo, sino que también en ocasiones debe hacerse con paciencia y perseverancia. Un experimento como el que describimos en este artículo no podría hacerse de otra manera.
 
Paula Cañeque – Psicóloga