Emociones
La ira: la reacción a la frustración
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La ira: la reacción a la frustración

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La ira es una emoción más como lo puede ser la tristeza o el enfado. En ocasiones cuando las personas se sienten amenazadas actúan con ira. Además,  está presente en todos los ámbitos de nuestra sociedad, desde el tráfico hasta la familia.

En sí misma, la ira no es una emoción ni buena, ni mala. Es una emoción más que podemos sentir en momentos determinados ante la frustración o ante un trato injusto. El sentimiento no es el problema en sí,  sino lo que hacemos con él.

Normalmente,  cuando se actúan con ira se eleva la voz, se grita, se pelea, se empuja, se tiran cosas al suelo… las personas que reaccionan con ira suelen tener conductas de riesgo para la propia persona así como para las personas de su entorno. ¿ Recuerdas la última vez que actuaste con ira? ¿Cómo te sentiste después?. Lo cierto es que no suele ser una reacción agradable, de hecho no suele gustar estar con una persona que estalla de forma descontrolada y que dice y hace cosas que luego cuesta olvidar. En resumen, la ira infiriere en las relaciones con los demás y perjudica a los que más quieres.

Hay personas que intentan justificar sus reacciones de ira, tachándola como una forma de expresión, o que las personas del entorno son demasiado sensibles o que se necesita reaccionar con ira para ganar respeto, o bien porque está pasado por un momento de estrés. Sin embargo, lo único que se consigue es dañar al otro, tener un impacto negativo sobre tu forma de ser y provocar niveles altos de estrés.

Las personas que tienen ira crónica son más vulnerables a padecer enfermedades cardíacas, padecer niveles altos de colesterol,  debilita su sistema inmunológico y suelen tener la presión arterial alta.

Lo que suele subyacer a la ira en muchas ocasiones es una baja tolerancia a la frustración, sensibilidad a la crítica y una falta de estrategias de afrontamiento ante situaciones que se viven como amenazantes.   Ellis y Grieger afirman que las personas que mantienen creencias que favorecen la ira están constantemente programando su cerebro para reaccionar enfadándose, incluso ante sucesos que no alterarían lo más mínimo a otras personas.

Algunas de estas creencias pueden ser:

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Percibir que lo que está ocurriendo es algo amenazante.

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Anticipar sucesos irritantes y exagerar que algo pueda ocurrir.

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Recordar una y otra vez sucesos desagradables.

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Tener la creencia que las cosas tienen y deben de ser una forma determinada. “debería de ser…” o “tendría que ser…”

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Paula Cañeque - Psicóloga Clínica
Paula Cañeque-Psicóloga
Ayudar a las personas en su proceso de verse a sí mismo desde la calma y serenidad es mi máxima prioridad. Poder brindar de las herramientas de apoyo necesario para que las personas puedan navegar por sus emociones y pensamientos de una forma sana. Enfrentarse a sus inseguridad y miedos para brillas por sí mismos
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