¿Cuáles son las causas y los factores de riesgo para el trastorno narcisista de la personalidad?

Saber las causas y los factores de riesgo para el trastorno narcisista de la personalidad es fundamental para poder prevenirlo así como entender el desarrollo del trastorno. Al igual que la mayoría de los trastornos mentales no existe una sola causa definitiva que lo pueda explicar. Por el contrario, las personas que tiene este trastorno de personalidad narcisista tienen factores de riesgo biológicos, psicológicos y ambientales que contribuyen a su desarrollo.
La teoría psicoanalítica se ha centrado en la relación entre madres e hijos. En concreto, se piensa que recibir una excesiva, admiración poco realista, las alabanzas y los excesos a la crítica por mal comportamiento durante la infancia, favorece su desarrollo.
En la actualidad Millon y Everly (1994) señalan algunos factores de tipo ambiental que actuando en solitario o en combinación, parecen estar relacionados en el desarrollo de este trastorno de personalidad desde edades tempranas:

Indulgencia parental y sobrevaloración

Considerar que los hijos son un regalo divino provoca que muchos padres les adoren hasta el punto de que no les hagan asumir responsabilidades en la casa, que los malcríen y que les transmitan que todo lo que hacen o digan es perfecto. Un niño nacido con estas premisas crece con la idea de es especial y superior, que debe de ser tratado de forma especial sin tener que hacer nada para ello. Con frecuencia estos niños generalizan ese aprendizaje a otros ámbitos fuera de la familia, convirtiéndose en personas extremamente egoístas y narcisistas en sus expresiones de cariño y de relación con el entorno.

Conductas explotadoras aprendidas

Cuando un niño es criado con la idea de que es Dios y tiene la idea de que debe ser tratado de forma especial, cuando sale del ámbito familiar y no se cumple estas expectativas aprenden a desarrollar destrezas para manipular y explotar a los demás para recibir la atención especial que él cree merecer. Aprende que los demás son inferiores y pueden ser explotados, obteniendo de esta forma más refuerzos. En ocasiones forman grupos de “admiradores” a los que instruyen para ser solícitos y sumisos. Se sabe que esta clase de recompensas son suficientemente poderosas como para mantener los comportamientos que dan lugar a ellas, por lo que, este estilo de personalidad frecuentemente se inicia en la infancia, puede ir desarrollándose y manteniéndose a lo largo de la vida adulta.

Estatus de hijo único

Hay una mayor incidencia en familias que tienen un solo hijo. Cuando un hijo no adquiere el sentido de la responsabilidad social que aprendería en un entorno con hermanos y encima es concebido por sus padres como un regalo divino hace que se desarrolle la idea y el concepto de que son especiales y merecen un trato diferente.